Probablemente en tu mente resuena la idea de ir a la aventura a buscar una vida mejor para ti y para tu familia en otro país. Tal vez has escuchado que las oportunidades laborales son mejores en otros lugares del mundo, Seguramente has leido o visto en algún lado que la educación es mejor en algún lugar. No importa si tienes intención de irte a vivir a otro lado o no, aquí vas a encontrar narraciones de lo que mi familia y yo hemos atravesado en esta gran aventura en mi vida que resultó emigrar de México a Canada.

Llegamos hace tres años. Hemos pasado de todo. Cosas buenas, malas, cosas divertidas y otras no tanto. Hemos aprendido sobre la marcha y dándonos topes sobre la pared. Esto solo es un pedacito de nuestras vidas para que los que vienen detrás no tengan que golpearse y aunque dicen que nadie experimenta en cabeza ajena, tal vez nuestra experiencia pueda servirte de algo.

Este blog es una invitación al diálogo. Me gustaría mucho escuchar tus opiniones, leer tus comentarios y tus preguntas. Todas tus sugerencias de temas son bienvenidas.

¿Por qué escribo?

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Desde muy pequeña elegí la escritura como medio de comunicación. Me acuerdo que me era muy dificil hablar con mi mamá, o con mi tia, o con cualquier persona en realidad, así que decidí comunicarme a través de cartas. Siempre hacía cartas para expresar mi amor, esto puede ser lo más común, pero también hacía cartas para mostrar mi molestia (con todo y razones y groserías jaja), cartas para pedir permiso, cartas para contar chistes….. toda mi vida era a través de cartas.

Escribir es mi forma de comunicarme con el mundo. La resolución de conflictos es siempre más sencilla para mi si hay una carta o un escrito de por medio. Puedo ordenar mis ideas mucho mejor y decir claramente lo que siento sin lastimar a nadie. La expresión de amor a mi esposo y a mis hijos, siempre es a través de la escritura.

Una anécdota divertida

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En una ocasión, estaba trabajando en un monólogo para pasar una especialidad en los Scouts. Mi asesor me había pedido que hiciera un monólogo de al menos 7 minutos. Yo empecé escribiendo lo primero que me vino a la mente y terminé escribiendo tremendo drama. Trataba de una muchacha de 15 años (mi edad en ese momento) que estaba metidísima en drogas, y derivado de eso tenía otros grandes problemas. Mi mamá, acostumbrada de que toda la vida le dejaba cartas para todo, vió el escrito y lo empezó a leer. Por supuesto que estaba angustiadísima pensando que yo estaba pasando por todo eso. Con mucha risa tuve que explicarle que era una invención para mi monólogo que presentaría más adelante.